SINOPSIS.

Judith tenía 42 años. Había perdido a su pareja sentimental, con la que no había tenido hijos, y se dedicaba a recorrer las ciudades en las que habían nacido algunos héroes no judíos que habían ayudado a que miles de personas pudieran escapar al exterminio indiscriminado provocado por Hitler.
Ahora se encontraba en Zaragoza frente a la estatua de Ángel Sanz Briz, ubicada en la plaza del mismo nombre.